Fecha: 18.07.2024.
El domingo 14 de julio de 2024, la santa misa vespertina en el altar exterior de la iglesia Santiago Apóstol en Medjugorje fue presidido por el nuncio apostólico en la República de Croacia, el arzobispo Giorgio Lingua. Concelebraron el visitador apostólico con carácter especial para la parroquia de Medjugorje, arzobispo Aldo Cavalli, el obispo de la diócesis de Limerick en Irlanda, Mons. Brendan Leahy. El provincial de la Provincia franciscana de Herzegovina, fray Jozo Grbeš, el guardián del Instituto Internacional Antonianum de Roma, fray Miljenko Šteko, el párroco de Medjugorje, fray Zvonimir Pavičić y otros 34 sacerdotes.
En su sermón, recordando las lecturas de la misa, habló de Amós, que fue desterrado a causa de sus profecías, y que se defendió con las palabras: ‘No soy profeta ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de higos silvestres’. Pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: '¡Ve y profetiza a mi pueblo Israel!'”
"Amos lo dejó todo porque el Señor lo llamó. Ese no era su trabajo, sino su misión'', dijo el arzobispo Lingua, enfatizando dos realidades.
"La predicación de Amós, que crea problemas de orden público, siembra el pánico entre la gente y disgusta a las autoridades civiles y religiosas, que intervienen emitiendo órdenes de expulsión. La segunda realidad es interna, y es acerca de la relación de Amós con Dios, que le dio seguridad a él: Dios es quien lo llamó y lo envió. Esta otra realidad, que para él es muy evidente, nadie más la puede ver ni verificar, no hay criterios objetivos ni signos visibles para todos que la confirmen", afirmó Mons. Lingua enfatizando que estas dos realidades están presentes en la vida de cada uno de nosotros.
"Por un lado, están las palabras y acciones que decimos y hacemos, que todos ven y pueden ser juzgadas. Por otra parte, cada hombre y cada mujer tiene una relación personal e íntima con Dios. Es un diálogo que se establece en la propia conciencia con un misterio eterno que es invisible, pero no menos real. Por eso la conciencia de cada persona requiere humildad, máximo respeto, una actitud de asombro, porque la relación con Dios es única e irrepetible para todos y se realiza en lo secreto", afirmó Mons. Lingua y subrayó que "este pensamiento tiene un significado profundo para él, por lo que está pasando aquí en Medjugorje''.
"Hay una realidad externa, objetiva, visible, que nadie puede negar, como es la afluencia de peregrinos que vienen de todo el mundo, muchos de los cuales redescubren su fe, cambian de vida y comienzan a amar a Dios y al prójimo. En cierto sentido, también es confuso, como el sermón de Amós, que inquietó a la gente y preocupó a las autoridades.
Luego tenemos la realidad interior, que está oculta y que sólo la conoce quien la experimenta y sólo él sabe de dónde viene. Y cuando hablamos de ello, nunca logramos transmitirlo por completo. Todos debemos abordar la obra de Dios con humildad y respeto, sin prejuicios en nuestros corazones y mentes.
La Iglesia, que es Madre y Maestra, tiene el deber y la exigente tarea de discernimiento para que nadie se deje engañar, ni siquiera de buena fe. Los creyentes tienen derecho a ser guiados porque se preguntan: ¿Es verdad lo que me están diciendo o no? ¿Lo que veo y oigo es realidad o ilusión? ¿Es conforme al anuncio o es un engaño?'', dijo el nuncio Lingua, y se refirió también a las normas para abordar el discernimiento de los fenómenos sobrenaturales publicadas por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en mayo.
Dijo que "el nivel más alto de reconocimiento que la Iglesia puede dar es el nihil obstat, es decir, después de un estudio cuidadoso y de largo plazo de las manifestaciones visibles, podrá declarar que no hay elementos que vayan en contra de la doctrina y moral de la Iglesia y que, por tanto, no hay obstáculo para la adhesión libre y personal a tales fenómenos y a los mensajes que llevan consigo'' y añadió que pensó cuando leyó por primera vez este documento que las autoridades eclesiásticas querían lavarse las manos al respecto, para que no tuvieran que declararse sobre temas tan delicados.
"Entonces me di cuenta de que ésta, por el contrario, es una actitud de gran respeto hacia la conciencia individual, que, como dice el Concilio Vaticano II, es el núcleo más secreto y el santuario del hombre, donde está a solas con Dios, cuya voz resuena en lo íntimo. Nadie más puede penetrar y por tanto juzgar la conciencia individual. Sólo se pueden ver y juzgar las acciones, los fenómenos externos, pero no la relación personal de estos individuos con Dios", dijo Mons. Lingua, subrayando que sólo hay una revelación definitiva y cierta, y es la que ocurrió en el Hijo de Dios...
"La vida y las palabras de Cristo son el único criterio universal y final de la revelación de Dios al hombre. Sin embargo, si todo está dicho en la palabra que se ha hecho carne, no significa que ya esté todo comprendido", afirmó monseñor Lingua.