Fecha: 05.08.2025.
El segundo día del 36º Festival Internacional de Oración de los Jóvenes, el martes 5 de agosto, en la solemnidad de Nuestra Señora de las Nieves —dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor— la Santa Misa fue celebrada en el altar exterior de la iglesia de Santiago Apóstol por el provincial de la Provincia Franciscana de Herzegovina, fray Jozo Grbeš. Concelebraron tres obispos y 614 sacerdotes. El rezo del Rosario estuvo a cargo de fray Mate Tadić.
Al comenzar su homilía, fray Jozo Grbeš se refirió al lema del Mladifest: "¡Vamos a la casa del Señor!" (Sal 122,1) y añadió cómo la continuación del versículo dice: "Ya están pisando nuestros pies tus umbrales..."
“Cuán frecuente es esto: los pies y el cuerpo están ahí, pero el corazón aún no ha entrado. Y muchas veces se resiste, se detiene, duda en entrar. Por eso estamos aquí, en este Mladifest, para que nuestra vida entre realmente al templo del Señor, para que podamos comprender la vida como Cristo nos enseña. Él nos llama: ‘Vamos. Levántate. Ven. Sé testigo. Escucha la Palabra. Abre los ojos del alma. ¡Él está esperando!’ Los pies ya han llegado. Pero muchas veces nuestros pies llegan al templo los domingos, y el alma queda afuera. Con frecuencia, solo se necesita un pequeño impulso, un soplo del espíritu o el testimonio de una vida para que se abran las puertas y el alma entre”.
Al comentar el pasaje evangélico donde se dice: “Mientras él hablaba, una mujer de entre la multitud levantó la voz”, fray Jozo se dirigió a los jóvenes, hablándoles sobre las multitudes: “La multitud sofoca al hombre. Y nosotros estamos llamados a ser lo contrario del mundo, como lo fue Jesús. La vida es un juego de grandeza y pequeñez, de majestuosidad y debilidad, de anonimato y misericordia. Así es también aquí en Medjugorje: de un pueblo pobre, oprimido y marginado ha brotado la gracia. Estos caminos que ustedes recorren por los montes los forjaron pies descalzos, sufrientes, cansados por la búsqueda. Fueron esos pies doloridos los que esculpieron esta piedra, muchas veces en tiempos muy difíciles. Así ocurre también en la vida: donde el hombre no ve, ahí están los tesoros; donde no espera, encuentra el regalo; donde no imagina, en el silencio, en la soledad, tal vez en la distancia, descubre a su Señor”.
Fray Jozo habló también de dos realidades fundamentales de Medjugorje: “La primera es: ‘¡Queridos hijos!’. Ese es el saludo con el que comienzan todos los mensajes aquí en Medjugorje. ¡Somos hijos! ¡No olvidemos ser como niños! Si no somos como niños, no hay cielo. No se entra al Reino sin ello. Cristo lo dice claramente: ‘Si no se convierten y no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos’ (Mt 18,3). ¡El cielo comienza con ese ‘Queridos hijos’!
Y la segunda realidad, también presente en los mensajes: ‘¡Paz! ¡Que la paz reine entre Dios y los hombres!’. Los cristianos no solo debemos desear, soñar o hablar de paz. ¡Debemos ser artesanos de la paz! Hoy debemos levantar la voz por los niños de Gaza y los de Ucrania, y contra todas las ideologías, movimientos y actos del mal. ¡Cristianos, están llamados a hablar! ¡No pueden callar! El mundo está en caos, pero nosotros no debemos estarlo. Si nosotros callamos, sin importar la región, raza, nación o religión, ¿quién hablará?
Por eso les ruego: si entendemos este segundo llamado de Cristo, ¡no tengan miedo! ¡Convirtámonos en estos días en oído atento!”.
Llamó además a escuchar a la Virgen y a caminar con Ella: “Por eso les pido: no tengan miedo de ser distintos del mundo. Sean diferentes. Sean únicos, porque el Señor cuenta con ustedes. La bienaventuranza del alma comienza con la escucha de la Palabra. ¡No nos vayamos igual que como llegamos!
Y finalmente les pido: no seamos cristianos solo de forma. ¡De esos hay demasiados hoy en día! ¡Demasiados!”.
El día comenzó ya a las cinco de la mañana, o incluso antes, cuando muchos se levantaron para participar a las seis en el rezo del Rosario en el Monte de las Apariciones. Después, fray Zvonimir Pavičić, quién ya había guiado el rezo del Rosario, dirigió la oración matutina en el altar exterior de la iglesia de Santiago Apóstol. A continuación, fray Miro Šego, párroco de la parroquia Cristo Rey en Čitluk y vicario de la Provincia Franciscana de Herzegovina, dió una catequesis a los jóvenes.
Fray Miro, contemporáneo de los videntes, habló sobre los primeros días de las apariciones y cómo estos cambiaron su vida, llevándolo a la vocación sacerdotal, a pesar de tener otros planes antes de aquel junio de 1981. Narró sus experiencias con los videntes, la oración, el trabajo de los habitantes del lugar, la persecución comunista, las apariciones en la iglesia, el nuevo estilo de vida diario centrado en la Misa, los frutos espirituales de Medjugorje y la importancia de la oración.
Recordó cómo, hace 44 años, al pasar por el pueblo se podía oír solo oración, y exhortó a los jóvenes a recuperar esa vida de oración en familia, como cuando después de trabajar en el campo, las familias se sentaban a rezar juntas cada noche. Les recordó también las palabras de la Virgen: “¡Oren, oren, oren!”, animándolos a descubrir en la oración la fuerza, la alegría, la gracia y la paz.
Antes de la misa vespertina, dieron su testimonio los benefactores y miembros de la organización Mary’s Meals, encabezados por su fundador, Magnus MacFarlane-Barrow, cuyo proyecto nació precisamente en Medjugorje.
También compartió su testimonio el sacerdote español Gonzalo Moreno Ponce, quien llegó a Medjugorje con la intención de desenmascarar un fraude, pero en el Monte de las Apariciones dejó atrás una vida marcada por el fanatismo violento del fútbol y respondió al llamado de la Virgen a la vida sacerdotal.
Durante la mañana, también dieron testimonio los miembros de la organización humanitaria Manos de María, fundada por el vidente Jakov Čolo, que cuenta con cincuenta voluntarios que asisten regularmente a unas 650 familias.
La parte vespertina del programa, antes del Rosario, concluyó con la participación de los músicos Roland Patzleiner y Agostino Ricotta.
Agostino Ricotta recordó cómo tocó la guitarra en uno de los primeros festivales junto a fray Slavko Barbarić en 1992, cuando todos los participantes cabían dentro del altar exterior. Expresó su alegría por haber puesto su talento al servicio de la Virgen y cantó con los jóvenes canciones que compuso hace décadas para el Mladifest y que todavía hoy se interpretan.
Roland Patzleiner dijo haber participado en casi todos los festivales y que fue en Medjugorje donde experimentó la ternura de Dios a través de la música. Contó que lleva 23 años tocando en la iglesia durante la adoración, lo cual considera parte del plan de la Virgen, y se siente privilegiado por haber sido elegido para ello. Afirmó haber sentido el amor de Jesús y haber encontrado la paz en Medjugorje, y cerró su participación con el coro cantando su canción por la paz: "Evenu Shalom".
La jornada concluyó, después de la Santa Misa, con la procesión con la imagen de la Virgen y la adoración a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. (FOTO)